Renovando esperanzas
Comenzamos este año 2023 recibiendo muchas personas que se acercan en los desayunos con situaciones de vida muy difíciles y quizás aún más complejas que años anteriores.
Esta realidad hace que nos pongamos a pensar nuevos desafíos para renovar nuestros esfuerzos y esperanzas, y así poder acompañarlos en esta dura y difícil realidad que les toca vivir.
Hombres y mujeres en situación de calle que han perdido todo y que no encuentran la salida o el camino para revertir esa situación.
Han perdido el trabajo, la vivienda, se desvincularon de sus familias o de una u otra manera han sido expulsados (adicciones, violencia, delincuencia). Se han cortado sus lazos afectivos y sociales sin tener a quien recurrir. De este modo, cuando pueden hacerlo, empiezan a generar una cadena de asistencia entre los diferentes servicios que encuentran.
Son muchas las realidades que ellos viven, algunos llevan poco tiempo en la calle.
Otros han permanecido en calle mucho tiempo, tienen adicciones, problemas psiquiátricos y problemas físicos y utilizan la red de servicios que van encontrando en la ciudad.
Están las personas que hace poco han recuperado la libertad, que en su mayoría son hombres jóvenes. Hay otro grupo de personas que corren el riesgo de caer en situación de calle y son los que más estamos viendo actualmente, clase media baja empobrecida que no llegan a cubrir sus necesidades básicas y poseen un trabajo inestable (changas) o lo han perdido recientemente. En general carecen de redes de contención familiar que los puedan apoyar económica o emocionalmente.
Un sinfín de personas con diversas características pero una en común: estar en situación de calle.
Uno de los momentos más importantes para nosotros es el desayuno y las duchas y así se logra el primer encuentro con voluntarios y con todos los que formamos el equipo no solo resolviendo en lo que podemos sus necesidades básicas sino también acercándonos más a lo que ellos necesitan, sumando energías, esperanzas y así generando algo muy lindo que se nota y se contagia.
Nuestra Misión es estar atentos a esas necesidades para trabajarlas en equipo y ver juntos la manera de resolverlas. No siempre tenemos las soluciones y muchas veces tampoco son las respuestas que ellos esperan, pero sí tenemos la convicción de que nuestras acciones siempre están guiadas por un Espíritu de Amor y Ayuda a nuestros hermanos más desprotegidos. Es la manera, es la herramienta que Dios nos brinda para decir y mostrar que se puede contagiar lo positivo, que a pesar de lo que pasa, de las malas noticias y de las diferencias, la esperanza existe y la podemos contagiar a otros. Cuando la esperanza se renueva, renueva todo lo demás.
Hay que embarcarse en el trabajo diario, no sabemos cada día con qué nos vamos a encontrar, qué tormentas encontraremos, pero hay que embarcarse.
La Espiritualidad Ignaciana que nos guía y su dimensión social es la fuente de inspiración para nuestra Misión .Contemplar la realidad de las personas que se acercan a nosotros con la mirada de San Ignacio de Loyola nos invita a comprometernos y a ser consientes de que Dios trabaja a través nuestro.
El trabajo social, psicológico y espiritual que enmarca todos los servicios que brindamos en la Obra y el Hogar ha hecho que de a poco aparezcan otros rostros debajo de los rostros; rostros de alegría, de dignidad, de esperanza que estaban enmascarados bajo la pobreza, la enfermedad y la exclusión.
Tenemos desafíos cotidianos que requieren de la participación de todos, cada uno desde su lugar puede brindar su ayuda. Trabajadoras sociales, psicólogas, Jesuitas, encargados, voluntarios, empleados, donantes. Con esta mirada en común podemos ver al ser humano que está detrás de esa realidad.
Nuestra Misión es no sólo brindarles la asistencia básica de desayunos y duchas sino también brindarles un espacio en el que puedan descubrirse sin miedo a ser calificados, es responder de forma activa a sus necesidades de desarrollo personal, contagiarles el entusiasmo cuando están por darse por vencidos, tomarlos de las manos cuando se sientan débiles y confiar en ellos cuando algo los agobia o cuando dudan de sí mismos.
Es ser una mano amiga para los que se acercan cansados, agobiados y desesperanzados, una mano que los ayuda a levantarse y a seguir caminando a pesar de todo lo que viven. Y para los que ingresan al Hogar ser refugio donde descansar y pensar nuevamente que hay un mañana que existe también para ellos.